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sábado, 31 de enero de 2009

Carta abierta a Arturo Pérez Reverte


Lo sé, lo sé… La posibilidad de que entre los pocos amigos lectores de este blog fuera Arturo Pérez Reverte uno de los que llegara a leer este post es infinitesimal, aún así me apetece escribirlo.

No me corto en manifestar mi admiración por el académico y aunque apenas he leído un par de novelas suyas, a diferencia de mi amigo Tito que se habrá leído hasta los cuadernos del colegio del susodicho, sí que he leído unas cuantas docenas de sus artículos, me gusta más su obra periodística. Cuestión de gustos.

Yo digo al carajo y seguramente suena peor que un “mecagüen en lo más alto…” escrito por Don Arturo. Supongo que por eso él vive –y bien- de escribir y yo, del centenar largo de artículos que he publicado –sin contar estos posts- no he sacado ni para invitarme a una tapa de jamón de cerda con setas y un Conde de Valdemar en los Vitorinos…

Además de leer, como escribía, muchos de sus artículos (sé que si leyera esto sabría perdonarme que el momento habitual de hacerlo es durante uno de los instantes de mayor intimidad, aunque también más escatológico de mi cotidianeidad), otros muchos los he ido guardando arrancados y, tras dar vueltas, acababan entre las hojas de algún libro o finalmente perdidos.

No todos coincidirán en mi afición por este escritor, habrá quien considere que abusa del lenguaje diario, en mi opinión lo sublima, lo dicho, cuestión de gustos…

Sin embargo, si su línea general es de franca brillantez, algunos –al igual que le pasó a García Márquez con “Cien años de soledad”- todavía me parecen de una genialidad que a él mismo le supera… En el caso de los vagos, es cosa de “negros”; en el de artistas como él, cosa de musas…

Y otros, como al que me voy a referir, no es que sean por su forma singulares, sino que lo son por su grandeza intelectual. Suena pedante, pero es así… Seguro que él sabe que algún artículo suyo ha dado la vuelta a España miles de veces de portátil en portátil, como la “reedición” de esa malhadada premonición de la crisis que hizo hace años. Pero no sé si es consciente, y si no lo es me gustaría hacérselo saber, que el artículo que escribió sobre Aragón y su historia, pulula desde hace tiempo –en su versión original y en formato powerpoint- sin descanso por la red. A mí, sin ir más lejos, me ha llegado cuatro veces.

Y es que, cuando ni siquiera nuestros dirigentes son capaces de mirar con orgullo nuestra historia -no hablo de sacar pecho, pues poco mérito tenemos los actuales aragoneses-, él supo recordárnoslo con científica pericia y un franco sentimiento de cariño.

No han de llegar a él estas líneas, aunque si lo hicieran me gustaría que lo hicieran junto a mi oferta de tomar unas tapas y sus correspondientes vinos de la tierra por el casco antiguo de esta bimilenaria Salduba, porque en esta rincón tan especial, en el que los aborígenes somos incapaces de valorar lo nuestro, nos viene muy bien que alguien de fuera refuerce nuestra autoestima.

Gracias Arturo, sigue escribiendo como hasta ahora, con clase, con libertad y… ¡con un par de cojones! *

[*] Lo dicho, escrito por mí sonará a grosería, pero pretendía ser un homenaje a su pluma –y esto no es una duda sobre su virilidad-.

1 comentarios:

Ricardo Claver dijo...

El señor Pérez Reverte escribirá muy bien, pues ha sido distinguido en varias ocasiones, y ha escrito cantidad de best sellers; pero en su labor periodística me parece un señor de lo más maleducado, y un fiel lazarillo de la derecha de nuestra España, y la derechona española es la más rácana, sórdida, roñosa y jeta de la vieja Europa, consecuentemente el señor P. Reverte es a mi juicio un escritor brillante y un estirado de pensamiento. Felicitarte por el blog. Me parece un buen blog en el que tienen cabida disparidad de opiniones y gran variedad de temas. Un saludo. Siento discrepar acerca de este señor.