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domingo, 3 de agosto de 2008

Enséñame la pasta...!!!




¿Cuántas veces hemos oído la frase: la realidad supera la ficción? Es una afirmación prefabricada, pero basada en el incontestable empeño de la naturaleza humana de salirse del guión, aunque en casos como el que nos haremos eco, con menos frecuencia de lo deseado.

Hace unos años triunfó una película –a pesar de que la interpretación no pasará a los anales de la historia del cine-que en la actualidad reponen un mes sí y otro también: Jerry Maguire, en la que un joven e idealista intermediario deportivo era felicitado primero y expulsado después por un manifiesto a favor de sus representados. La maquinaria de la gran empresa actuaba hasta dejarle con un solo cliente –seguro que lo recuerdan, pues se pasaba la película gritando a Cruise: “…enséñame la pasta…!!!”-. El film, como casi todas las cintas que se precien procedentes del cine holiwoodiense, acaba bien, con el representado firmando el contrato de su vida y fundiéndose en un abrazo con su representante. En esos momentos, una megaestrella que se había quedado en la gran empresa de representación se dirige al “malo” -lo que vendría a ser un director de grandes cuentas – y le pregunta porqué ellos nunca se han abrazado así; por supuesto, “el malo” se lanza hacia él con los brazos abiertos y es apartado…

¿Melodrama facilón de cine americano? Por supuesto. Nadie dice que sea más que una comedieta simpática. Pero, que ilustra cual fábula –estilo preferido de la sociedad norteamericana, ¿Quién no ha tenido que poner cara de poker ante la recomendación del “gran libro” ¿Quién se ha llevado mi queso?-, ilustra digo el concepto real que una gran parte de las empresas tienen de la Responsabilidad Social Corporativa o comoquiera que etiquetemos lo que siempre se ha denominado comportamiento ético –hacia los empleados, hacia la sociedad, etc.- y que refleja, así mismo, la preocupación de una gran parte de los trabajadores: llegar a primeros de mes para cobrar, como sea –a poder ser con el mínimo esfuerzo-, pase lo que pase…

Por eso, hoy ignoro porqué, recuerdo a un anónimo radioyente que telefoneó a un programa para agradecer publicamente el comportamiento de su empresa, recuerdo igualmente que dejé la cuchilla de afeitar y subí el volumen. Primero contó que por necesidades de su empresa, apenas había tomado vacaciones en los dos o tres ultimos años –vaya, pensé, es un ejemplo de responsabilidad que no se da con frecuencia-, pero siguió: la empresa le ha “obligado” a tomarse 60 ó 70 días de vacaciones remuneradas y le ha dado en reconocimiento un montante suficiente como para que, mientras yo escribo –y usted lea- estas líneas, él esté con su santa esposa dando una vuelta al mundo -literal, no literario-. Y el buen señor llamaba en vísperas de su partida para dar las gracias públicamente a su empresa.

¿Piensa que es una invención? Seguro que hay alguien en su entorno que escuchó la SER u Onda Cero hace algunos meses -no recuerdo la emisora- y que casualmente dejó de afeitarse o de peinarse al oir esta noticia. Luego se nos llenará la boca hablando de “entrega a la empresa”, de “RSC”, de “fidelidad a unos colores”, de “compatibilidad con la vida familiar” o de la biblia en verso… Pero es más viejo que todas esas siglas y neologismos –que, por otra parte, no me parecen mal-, se llama responsabilidad, se llama ética, se llama generosidad y reconocimiento, en definitiva, grandeza de espíritu. Pero como de todo esto en nuestra sociedad del siglo 21 andamos escasos -¡como me gustaría escribir que una sola vez en mi vida he sidoobjetode unamuestra simlar de agradecimiento, para compensar asl muchas de ingratitud!- , entre tanto, al menos, empresas y trabajadores, nos pedimos mutuamente: “enséñame la pasta!!!”.

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