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lunes, 19 de mayo de 2008

Crisis, what crisis?


¿Cuántos años tiene Vd.? No, no pretende ser un comienzo de post indiscreto, simplemente es que no sabía como empezar a hablarle de Supertramp y, está claro, que eso iba a depender de su edad… Si nació allá por los cuarenta o antes, seguramente no le suenen o los relacione con un ruido difícilmente digerible, si vd. es más de los cincuenta, seguro que lo considera un nombre casi sagrado, una banda mítica, los que somos de los sesenta lo relacionamos a nuestra infancia, tal vez adolescencia, seguramente muchos los descubrimos cuando comenzaban a declinar, si es de los ochenta o posterior, vd. es tan insultantemente joven que no sé si merece la pena incluirlo en esta consideración, ¿qué le va a motivar a leer estas líneas?, claro que si está aquí… Bueno, pues, en tal caso, posiblemente piense que es una música carca, nada que ver con la calidad del más puro reggaeton –dios, hasta el nombre es infumable…- antiguallas procedentes del remoto pasado de The Beatles, Machín, la Velvet o Haendel, que todo debía caer por la misma época…

No, no he perdido la cabeza, bien al contrario, al menos hoy –sin que sirva de precedente-, funciona a plena satisfacción, tanto que un destello de lucidez me ha traído a la memoria el álbum, publicado en 1.975 por la discográfica A&M, “Crisis, what crisis?” de Supertramp.

Si, ya sé que vd., culto lector, propietario de una magnífica memoria, se ha percatado de que años atrás un insigne político también usó esta frase, durante una crisis que tampoco existía, al menos para algunos, pero el haber sido uno de los “sufridores o sufrientes” de aquella “no-crisis” creo que me capacita para retomar esa genial frase y hoy, que las hipotecas se disparan, que la Bolsa ha pegado un notable bajón -dicen que ahora rebota-, que la vivienda está inflacionada, que el IPC real –no es un término que conozcan los economistas, pero seguramente vd. y yo podríamos dar un Master sobre él- saca muchos cuerpos de ventaja a nuestros lánguidos sueldos o minúsculos beneficios de nuestra pequeña empresa, que tanto monta, monta tanto, hoy, digo, volver a plantearme si la economía entra en crisis.

Claro que, ¿a vd. le importa La Economía?, a mi cada vez menos… me importa, ¡y de que manera! nuestra economía, que no es lo mismo… En los últimos años La Economía ha ido viento en popa. El crecimiento del país, de Europa toda, era histórico, mientras… ¿cómo iba nuestra economía?, ¿ha podido ahorrar mucho?, ¿ha derrochado como si de los "happy twenties” se tratara?, ¿se siente más sólido, económicamente hablando, que hace cinco o diez años?

Pero tampoco lancemos las campanas al vuelo. Podemos despreocuparnos de La Economía, cuando ésta marcha bien. Entonces sí, porque no nos afectará en exceso, pero no cuando entra en crisis, ¿es preciso decirle quien pagará la misma?, si llega cual ciclón caribeño ¿cerrarán los Bancos o las Pymes?, ¿aumentará el paro entre los trabajadores de las pequeñas organizaciones o será a aquellos altos directivos, con blindajes de cientos de miles de euros, tal vez millones, a los que manden a casa? Ve… nos volvemos importantes, comenzaría a afectarnos La Economía.

Será cuestión de esperar, de ver si los grandes gurús deciden que entramos en crisis o nos libramos un tiempo más. Y, en el peor de los casos, nuestro mayor consuelo será ver aparecer al líder de turno, enfundado en su Armani y con la camisa de impoluto azul –es la que mejor da en televisión- luciendo dentífrico y preguntándose, Crisis, what crisis?

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