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sábado, 31 de mayo de 2008

Cambiemos la Historia.




Cada cual tiene sus entretenimientos, para muchos vagar por las calles y callejones de Madrid en busca de alguna librería de viejo -o de ocasión, que no siempre es lo mismo– es uno de los mayores placeres que puede ofrecer una lluviosa tarde del post-Pilar (fiesta obligada para los zaragozanos y un excelente momento para dejar por unos días la ciudad a la que más amas y que generalmente más te duele..).

En eso estaba, hace unos cuantos meses, cuando cayó en mis manos y, en segundo término, en mi tarjeta, una edición de (léase una A invertida, ya que la grafía symbol no figura en las herramientas del blog), es decir, el libro–homenaje a la revista Vanidad, uno de los símbolos de la España de los 90, esa en la que los postmodernos (y va de post...) ya se habían instalado en la explotación económica de su periodo creativo de plenitud (años 80). Y no podía ser de otra forma, estos herederos del Pop warholiano sabían tanto de Marketing, como de sus respectivas disciplinas (y eso es mucho decir).

Dicen que todas las generaciones tienen algo que aportar, está por ver qué nos deja esta década, la del doble cero, la del mundo contra Bush –excepto un alto porcentaje de votantes estadounidenses-, la de lo “políticamente correcto” llevado al extremo, que es una forma de dirigir desde una óptica de márketing barata, tal vez rampiosa, pero de márketing al fin y al cabo.... Quién no dice nada es Ceesepé (uno de los grandes entre los Almodóvar, Alaska, Burés, Ruiz de la Prada, Alas, Ouka Lele, Alvarado, etc.), que parece fagocitado en el doble cero. Todas las civilizaciones tienen sus mártires...

Analistas del actual momento comentan que ésta es una década poco proclive a la creatividad –siempre se suele ser más generoso con el pasado-, en cualquier caso, no podemos dejar pasar los tres años que quedan hasta 2010, porque los augures no vaticinen una etapa floreciente. Si desde el malhadado ´98 a los “happy twenty” no hubo nada reseñable, no implica que vaya a ocurrir lo mismo cien años después y, en cualquier caso, los comportamientos individuales son los que hacen fracasar las grandes tendencias “psico-históricas” (perdón por el plagio, Sr. Asimov) de la Humanidad.

Expresándolo de otra forma, dentro de digamos cinco años, instalados en el 2.012 (como suena…) los niños de doce llegarán a la Universidad, los señores de 55 habrán entrado en la década del jubileo, los jóvenes de 25 se debatirán en el ocaso de su juventud y algunos, solo algunos, estaremossumidos en la gran crisis, la del medio siglo. Por todo ello, no hay un segundo que desperdiciar, desperecémonos y, cenizos aparte, cambiemos la Historia.

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