Subscribe to my full feed.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Modernidad y comportamiento


Nos ha tocado vivir tiempos en los que la modernidad, la acelerada modernidad, se digiere con prontitud; tiempos en los que la normalidad política es lo habitual.

Atrás quedaron los momentos en los que elegir a nuestros representantes era una quimera, muchos los tenemos difuminados en nuestra infancia, algunos -cada vez un número mayor- ni siquiera los conocieron. Ahora, solo elegiremos entre malos y peores, pero lo hacemos.

Apenas recordamos -y no ha pasado una década- de cuando salíamos de casa para echar una carta en el buzón; y si entre tanto nos venía a la cabeza que debíamos hacer una llamada, había que entrar en una cabina. Vivimos el tiempo de internet, con su correo electrónico y sus blogs, sus chats y su compra electrónica, el de los portátiles, teléfonos móviles con GPS, automóviles con ordenador a bordo…

Pero la modernidad, los avances tecnológicos, la normalidad democrática, siendo positivas, no son en sí mismos más que unas meras herramientas.

La tolerancia y el respeto deben impregnar nuestra vida cotidiana; los avances tecnológicos deben tender a facilitar nuestra vida, a humanizarla; la comunicación no son medios –aún siendo útiles-, sino contenido; la dirección de nuestras empresas no debe quedarse en anglicismos y en una sofisticada tecnología on line, sino que debe ser cada vez más profesionalizada. De nada nos servirán los tiempos modernos si, como aquel partidario de la dirección "a la vieja usanza", pensamos que con tanta tecnología, no va a quedar sitio en la mesa para dar puñetazos...

0 comentarios: