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domingo, 29 de junio de 2008

La Selección y nuestro orgullo


Mis disculpas. Tengo abandonado el blog. Y es que ha sido un mes duro: trabajo, Eurocopa y algún otro compromiso personal, me han tenido alejado de estas páginas, pero al menos me ha servido para reflexionar.

Llamé a este rincón el Jardín de Epicuro y… ¡apenas una pincelada de las claves del buen vivir! Será que tampoco las poseo, o simplemente que no es tanto vivir a todo trapo, como disfrutar con intensidad el momento. Aún así, no lo duden, lo intentaré en el futuro.

Por ejemplo, ahora me apresto a escribir unas rápidas líneas para sentarme, acompañado de un Syrah del Somontano, un poco de ibérico y unos arenques en salsa de mostaza, traídos del antaño denominado Gastronome, nº 1, tienda-museo de delicatessen donde saciaban sus apetitos –los apetitos gastronómicos, por supuesto- los altos dignatarios moscovitas (ahora los denominados “nuevos rusos” y alguna que otra horda de turistas), y presenciar como España vuelve a coronarse emperatriz futbolística de las europas, lo cual es casi tanto como decir del mundo, con permiso de brasileños y argentinos, hoy algo devaluados.

Si las matemáticas no me fallan, la primera la viví con un añito, así que si hoy cumplen, estadísticamente volveré a vivir tan gozosa situación a mis 89, en plena madurez…

Esta mañana he percibido lo desagradable que es quedar segundo, ganar todo y perder en el último momento, y solo era un campeonatillo social entre amigos, pero con suficiente rivalidad como para que cuando mi compañero –paciencia proverbial la que tiene con esos arranques míos que él denomina “el monstruo”- y, en menor medida, yo hemos inquietado a nuestros adversarios, uno de ellos haya usado, con indudable éxito, turbias maneras para desestabilizarme y acabar con nuestra numantina resistencia. Y… ¡hala!, otro año más con ese meritorio pero decepcionante segundo puesto. Así que, si nosotros no, España sí. Que ya parece que los de la piel de toro cada vez nos avergonzamos menos de mostrar nuestro orgullo por los éxitos de España –de lo nuestro- en el dominio que sea, ya seamos de centro, derecha o izquierda; aragoneses o castellanos –padres de la criatura- o valencianos, melillenses, baleares, canarios, catalanes, riojanos, gallegos y… discúlpenme que no acabe la lista, pero ¡en mi memoria están todos!

Así que dejaré para mañana otras consideraciones. Será el fútbol el opio actual del pueblo –pues falta nos hace alguna adormidera para mitigar esta “grave desaceleración”-, pero mientras nos apasione, no hay porqué avergonzarse; además, si quiere buscar una justificación intelectual: los alemanes –en el fútbol actual- representan lo rácano, la carencia de estilo, la mediocridad, el triunfo de lo administrativo frente a la libertad, …

En cualquier caso, seguro que conseguirán que la cena se atasque en nuestras gargantas en más de una ocasión, no lo duden; esperemos que ésta finalmente repose en la alegría de nuestros estómagos…

¡Suerte Selección!. ¡Suerte España!

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