Una visión diferente del triunfo de Obama

El triunfo de Barack Obama en las presidenciales estadounidenses, del que –vaya por delante- me congratulé, marca un antes y un después en la sociedad norteamericana.

Sí, puede ser presidente de los USA un hombre negro –o marrón un poco más oscuro que el tono beige de los hombres blancos…-, ¿porqué no? La hilaridad que en la película Air bag produce ver a un lendakari negro, huele a naftalina y es propia de sociedades ancladas en el pasado. Desde luego que habrá millones de personas en los Estados Unidos y, no lo duden, en Europa, que seguirán siendo reticentes, que no habrán digerido bien este triunfo, este indudable paso adelante, porque llevan su racismo a flor de piel. Pues tienen tiempo para digerirlo y, si no, como dicen los galos… tant pis pour eux!

Pero de esto ya se ha escrito mucho, y lo que se escribirá… Hoy deseaba aprovechar que la poca ambigüedad que genera Mr. Obama para expresar algo que llevo dentro desde hace tiempo y por aquello de “que pensaran de mi”, por no dar un argumento válido a quienes más puedo detestar desde un punto de vista político y social, no he querido manifestar.

Pero, la poca duda que suscita Obama, me permite efectuar una cierta “salida del armario” [no erótico-festiva, que en ese aspecto, como indico en mi perfil, soy aburrida y radicalmente hetero]. Hay quien, con un desconocimiento supino de la política de allende los mares, ha asociado la polaridad republicanos-demócratas a un equivalente conservadurismo-socialismo o, en España, PP-PSOE. Craso error, los postulados de republicanos y demócratas y sus discrepancias cabrían en el espectro de un solo partido en Europa (y, desde luego, en un partido de centro-derecha), aún conscientes de que las aproximaciones ideológicas de los partidos mayoritarios en la Europa occidental del siglo XXI han ido in crescendo...

Así, casi todos habremos oído en nuestro país a esos que se rasgan las vestiduras porque el americanito medio no sepa situar España en el mapamundi -¿cuantos estados de los USA somos capaces de nombrar y situar en el mapa?- alegrarse o desesperarse por la victoria de Obama, en función de que se digan de izquierdas o derechas. Aberrante.

¿Me permiten un repaso al perfil de ambos? John McCain, formado en la academia naval con grandes problemas –según cuentan- para conseguir acabar su formación, fue, eso sí, héroe de guerra y posteriormente, tras volver a su país con las consiguientes heridas, fue ubicado en la administración. Barack Obama, graduado por la Universidad de Columbia y por la muy prestigiosa Harvard Law School, hijo de economista y socióloga, vecino de Kentwood, selecto barrio donde brindaron por el que hasta ahora era su vecino a golpe de Moët Chandon.

¿Dónde quiero llegar? A que no aguanto más sin reivindicar que los líderes de los partidos políticos con vocación de poder deben ser profesionales de alta cualificación, que es intolerable un ministro/a que no haya pasado tan siquiera por la Universidad, que si en una empresa de 200 trabajadores y unos millones de euros de facturación vemos un Director General o un Director de Márketing iletrado nos echaríamos las manos a la cabeza –pero no solemos verlo, a no ser que sea el hijo tarambana del dueño de la burra. ¿Y debemos admitirlo en una “empresa” (véase estado, comunidad autónoma, ayuntamiento de una ciudad…) que gestiona los intereses de muchos miles de personas?

Si lo desean llámenme clasista –sería un error- o elitista. Creo que la democracia alcanzaría su máxima expresión si garantizara una aristocracia –en el sentido literal del término: gobierno de los mejores-, desde el convencimiento de que en todos los partidos relevantes de todas las democracias “serias”, hay gente de altísimo nivel, de brillante perfil.
¿No está vd. de acuerdo conmigo? Si un día tienen que operarle, digamos de apendicitis, ¿aceptaría que en el hospital votaran democráticamente sobre el honor de ser su cirujano y que éste recayera en un gentil celador que siempre ha soñado con abrir en canal el vientre de un paciente con su bata verde? Ya está bien de ver a mediocres, de diferentes “ideologías”, en los más altos cometidos de nuestras instituciones.

Votemos, claro… Todos desde una igualdad de voto conferida por el igual derecho a defender sus intereses de cada uno de los ciudadanos, por supuesto… Pero entre gente de una capacitación mínima y controlando que éstos no nombren en aras de otros méritos a quienes nos van a gobernar.

Nota para malpensados: este post está inspirado, como su propio título indica, en la victoria de Barack Hussein Obama, jnr. en las presidenciales de los Estados Unidos de América y no en la Ministra de Igualdad del Gobierno del Reino de España, Doña Bibiana Aído Almagro.