Hoy tenía previsto subir un post sobre un par de temas de actualidad que estos días son noticia, pero esta mañana he decidido posponerlo. Ya entrará otro día...
Cuando he abierto la prensa he leído que Carlos Pauner, acompañado por Marta Alejandre, había conseguido hacer cima en el Dhaulagiri. También ayer Edurne Pasabán-en una ocasión la conocí y me pareció encantadora-conseguía ser la primera mujer en alcanzar diez ochomiles; eso sí, tengo entendido que su despliegue es espectacular, sin pretender restar mérito a la hazaña.
Pero para mí la gesta de Carlos tiene un valor especial. Será porque una escalera de caracol de tres pisos ya desencadena mis fobias o porque, sin formar en el reducido grupo de tres o cuatro personas que me honran con su amistad, sí que lo puedo calificar de amigo en un sentido amplio, en el de una persona a la que aprecio y admiro, con la que, siempre que he compartido mesa o un café, me ha sabido a poco ¡un gran tipo, si señor!; pero también puede ser porque lo ha pasado muy mal, el Himalaya es cruel con todos, y con él especialmente. Un par de veces ha estado a punto de perder la vida y ha visto como varios de sus amigos quedaban allí para siempre...
Son catorce de ocho (catorce ochomiles en el mundo, todos en el Himalaya), ocho de esos catorce los ha vencido. Lo fundamental es que, una vez más, a no ser que el Everest, al que está mirando de reojo, le haga un guiño, volverá vivo y con su sonrisa habitual.
¡Enhorabuena Carlos!, ¿que tal si voy encargando una paella con bogavante en el Hermógenes?
Cuando he abierto la prensa he leído que Carlos Pauner, acompañado por Marta Alejandre, había conseguido hacer cima en el Dhaulagiri. También ayer Edurne Pasabán-en una ocasión la conocí y me pareció encantadora-conseguía ser la primera mujer en alcanzar diez ochomiles; eso sí, tengo entendido que su despliegue es espectacular, sin pretender restar mérito a la hazaña.
Pero para mí la gesta de Carlos tiene un valor especial. Será porque una escalera de caracol de tres pisos ya desencadena mis fobias o porque, sin formar en el reducido grupo de tres o cuatro personas que me honran con su amistad, sí que lo puedo calificar de amigo en un sentido amplio, en el de una persona a la que aprecio y admiro, con la que, siempre que he compartido mesa o un café, me ha sabido a poco ¡un gran tipo, si señor!; pero también puede ser porque lo ha pasado muy mal, el Himalaya es cruel con todos, y con él especialmente. Un par de veces ha estado a punto de perder la vida y ha visto como varios de sus amigos quedaban allí para siempre...
Son catorce de ocho (catorce ochomiles en el mundo, todos en el Himalaya), ocho de esos catorce los ha vencido. Lo fundamental es que, una vez más, a no ser que el Everest, al que está mirando de reojo, le haga un guiño, volverá vivo y con su sonrisa habitual.
¡Enhorabuena Carlos!, ¿que tal si voy encargando una paella con bogavante en el Hermógenes?
0 comentarios:
Publicar un comentario