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lunes, 21 de julio de 2008

Nepal


El verano es, para los más afortunados, tiempo de viajes.

No todos pueden… Unos carecen de tiempo. Otros adolecen de dinero –hay quien dice que se puede viajar sin dinero, hace tiempo que lo considero una falacia de tamañas proporciones, además ya saben aquella máxima que reza “hay otro estilo de vida más barato, pero es peor…”-. Los más, prefieren el turismo a viajar. Pero unos pocos afortunados tendrán tiempo; una tarjeta si no rebosante, si acolchada; y decisión. La decisión de viajar, de conocer uno de los casi infinitos rincones que merecen la pena ser conocidos, de charlar, aunque sea con gestos, con alguien de entre los miles de millones de personas que estaban predestinadas a no conocernos.

Ignoro si es el primer post en el que les hablo sobre viajes, lo que a ciencia cierta les aseguro es que no será el último. Para mi es la mayor satisfacción material que puede obtener una persona.

Hace unos días estuve observando unos tankas (de baja calidad) en ExpoZaragoza 2.008, había alguna talla interesante, aunque éstos no estaban a la altura, pero… ¡es lo de menos! A lo que iba, mi memoria retrocedió a velocidad de vértigo y me trasladó a una tienda del barrio de Thamel -colorista, bullicioso, heterogéneo y una pizca turístico- en Katmandú, rodeado de bellísimos tankas y mandalas, en una explosión de agresivas tonalidades ordenadas con delicadeza: rojos, verdes, deslumbrantes panes de oro... hombres, animales, dioses, diablos, animáles míticos… Admitan este desinteresado consejo, si pueden evitarlo, no mueran sin pasar unos días en esos dos maravillosos países vecinos –vecinos, entre sí- que son Nepal e India (India y Nepal, diría, a fuer de ser justo con mis sentimientos). Si hay que empeñarse un poco para ello… ¡habrá merecido la pena!

Pero dejaré de divagar. Otra noticia vino a mi memoria –frágil ella- entonces, no recuerdo cuanto hace que la leí… posiblemente ya algún año... Nepal: “El Rey da un golpe de estado contra su depuesto Presidente. Es el mismo Rey que gobierna por ser el único superviviente de la masacre contra la Casa Real, hace unos tres años, y tras el suicidio de quien la perpetró”. No se me ocurre ningún comentario. La realidad supera la ficción. Hombre come hombre. Pero Nepal y los nepalíes bien siguen valiendo unos miles de kilómetros.

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