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lunes, 28 de abril de 2008

Globalización o Paco, el del Bar Manolo.



¡Cuánto hablamos de globalización! Y a veces se nos escapa la verdadera esencia de ese término: por muy aislados que nos creamos del mundo, sea cualquiera el tamaño de nuestra empresa, formamos parte de un todo… Dicho así, tal vez suene a filosofía barata, pero que le cuenten al Bar Manolo -no lo tomen literalmente, que habrá unos cuantos de estos repartidos por nuestra geografía-, el de toda la vida, el que había visto varias generaciones tras el mostrador y que cerró un año después de que una reconocida franquicia abriera frente a él.

Y si no es tan contundente… ¡será el efecto mariposa!. El caso es que sea porque hoy no cabe concebir un mundo empresarial aislado de su entorno, o porque el aleteo de una mariposa en Florida acabó provocando una subida en el IPC de Luxemburgo, el entorno nos afecta.

Es por eso que a veces, no a todos, quizás a los que más desquiciados estamos, nos da por preguntarnos por el origen de los cambios en las grandes líneas de la Historia. Sí, a nosotros que somos alguien sólo después de que Unamuno definiera la intrahistoria, que nadie nos consulta sobre el recorrido del 43 en nuestra ciudad y aún menos por las soluciones macroeconómicas a aplicar en el próximo cuatrienio –quinquenio sonaría leninista-, a nosotros, digo, se nos ocurre reflexionar sobre quien está detrás de todo, quien o quienes son la última causa, de quien es definitiva la mano que mece la cuna.

¿Porqué dedico esta nota tan peregrina reflexión?. Porque tal vez, solo tal vez, sí que importe saber si Mr. Bush es quien decide la política internacional de los Estados Unidos de América, o son los congresistas que dan sustento parlamentario al presidente, o los banqueros que sufragan las campañas, o las grandes fortunas que sostienen a la Banca, o el poder en la sombra de la información que podría hacer temblar a más de alguna multinacional, o Mr. Bush que designa quien está al frente de los servicios de inteligencia… ¡y ya hemos vuelto al principio!

Y, ¿qué es lo que importa?, ¿ser de la misma clase social, del mismo equipo deportivo, de la misma religión, de la misma ideología que quienes deciden? En definitiva, ¿cual es el choque de poderes que rige nuestros destinos?

¿Son las religiones las que mueven el mundo o éstas son utilizadas por más poderosos intereses? ¿El capital, el fanatismo o la tradición son herramientas de control o son el poder en si mismo?

Sigues pensando que estas preguntas no van contigo, ¿verdad? Qué curioso, es lo mismo que opinaba Paco, el camarero de aquel otro Bar Manolo, un 11 de Marzo, tal vez del año 2.004, cuando tomaba el Metro camino de Atocha con su Marca debajo del brazo, pensando que solo en aquel diario estaba la filosofía que a él le podía afectar...

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